Designing Music y el Arte Plástico Designing Music encuentra su origen en una cierta envidia sana hacia los artistas plásticos. Ellos son capaces de esbozar, en pocos minutos, una idea gráfica. Si existe claramente en su cabeza, pueden trazar su forma, e incluso agregarle unas manchas de color que reflejen más o menos cómo es esa idea. Un compositor(a), partiendo de la técnica académica occidental, puede
sentarse al piano, y tratar de hacer lo mismo. Sin embargo, normalmente
se encontrará más limitado. Es muy probable que una de las principales
razones para esa diferencia radique en el distinto proceso creativo que
se da entre ambas artes. Si admitimos el siguiente paralelismo,
recurrentemente empleado a lo largo de la historia de la música:
es inevitable llegar a la conclusión de que el proceso creativo entre
ellas es inverso. Mientras que el pintor o artista plástico comienza
habitualmente concibiendo el diseño formal y el dibujo de su obra, los
compositores suelen empezar definiendo la idea armónica. Existen
razones
históricas para explicar este hecho musical, que aquí no se exponen
por brevedad. Pero, en cualquier caso, es completamente habitual que,
incluso en la composición musical de vanguardia del S.XX (también
actualmente) los compositores comiencen a trabajar a partir de la idea
armónica, a la cual superpondrán la elaboración temática (un claro
ejemplo de ello es el
Dodecafonismo
de Schoenberg). Principios de Designing Music
Designing Music, por tanto, no es sólo la utilización de un software. Es una actitud estética que implica supeditar por completo el factor armónico al formal-temático, invirtiendo de manera muy premeditada el proceso creativo habitual en la música occidental. Puede ser empleado en la concepción de una obra completa, o se puede aplicar sólo a fragmentos. El resultado es una aproximación completamente distinta al acto creativo. Con un objetivo final: explorar también la posibilidad de una vía diferente de expresión musical.
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